Los iroqueses, o haudenosaunee,"gente de la casa larga", son una histórica confederación de nativos del noreste de América, conocida en los años coloniales como la Liga Iroquesa y más tarde como la Confederación Iroquesa. Originalmente, incluía a las Cinco Naciones: mohawks, onondagas, oneidas, cayugas y senecas. En 1722, se unieron los tuscaroras, formando las Seis Naciones. Esta confederación no solo consolidó su poder en la región, sino que absorbió a otros pueblos a lo largo del tiempo, ya sea por conquistas, adopciones de cautivos o brindando refugio a comunidades desplazadas. Aunque otros pueblos como los wyandots, eries y susquehannocks hablaban lenguas similares y compartían raíces culturales, mantenían una relación de enemistad con las naciones de la Liga.
Su sociedad se distinguía por su organización matrilineal, donde las mujeres eran fundamentales en la transmisión de la herencia y la identidad del clan. Los hijos tomaban el nombre del clan de la madre, y las decisiones clave, como la elección de los jefes, recaían en las mujeres, especialmente en aquellas de mayor sabiduría. Esta estructura social se reflejaba en sus hogares comunales, construidos con madera y con capacidad para albergar a entre cinco y veinticinco familias, con compartimentos y fogatas compartidas. Estos espacios eran cálidos y eficaces para protegerse de las inclemencias del tiempo, aunque con el tiempo fueron sustituidos por viviendas unifamiliares.Imagen de Pixabay
La economía de los iroqueses se basaba principalmente en la agricultura, cultivando maíz, fríjoles y calabazas, conocidas como las "tres hermanas", elementos sagrados en su cultura. También producían frutos secos, girasol y tabaco, mientras que los tuscaroras destacaban como cazadores y recolectores de cáñamo. La guerra era un elemento central en la vida iroquesa, ya que otorgaba prestigio a los hombres. Los cautivos de guerra eran asimilados como esclavos o adoptados, un aspecto que cobró relevancia en el siglo XVII cuando las pérdidas humanas por conflictos y enfermedades incrementaron la necesidad de nuevos miembros en las comunidades.
Finalmente, participaron simbólicamente en las guerras mundiales, declarando la guerra a Alemania en 1917 y nuevamente en 1942. Esta combinación de tradición, resistencia cultural y participación en eventos internacionales resalta la singularidad de los iroqueses en el tejido histórico y cultural de América del Norte.
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